Si de secretos hablamos, el centro histórico de Guadalajara alberga un palacete de finales del siglo XIX ubicado en la calle de San Felipe. Con más de 300 murales originales, esta monumental estructura enmarca la multiculturalidad, locura, arte y misticismo de la hermosa capital de Jalisco.
Su nombre: “El Palacio de las Vacas”
Esta casona fue construida por el primo de Porfirio Díaz, y ha sido escuela, claustro, cafetería y establo para la extracción de leche (temporada en la que adquiere su tan peculiar nombre). A finales de los 80´s es adquirida por un señor estadounidense que se ha encargado de preservarla y mantener sus diseños originales con piezas de época. Entre las obras que aquí habitan, se encuentran diseños europeos de diferentes siglos, además de murales del maestro Xavier Guerrero quien fue discípulo de los grandes maestros: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Sin mucha documentación que acompañe su origen y destino, esta casa te cuenta cientos de historias o, por lo menos, libera en ti aventuras impensables.
Caminar por sus oscuras y galantes habitaciones descubriendo decenas de saturados rompecabezas donde cada pequeño fragmento es tomado de distintas épocas y espacios. Subir, soñar, bajar, recorrer, crear… El Palacio de las Vacas te nutre de imaginación, enmarca tus descabelladas creaciones, transporta tus más ocultos deseos.
Si el surrealismo y la locura son fieles clientes de tus días, el Palacio de las Vacas será tu mejor parada para viajar a lo más esencial de la vida: la autenticidad plasmada de amor.
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