En estas fechas no es difícil el poder darnos cuenta de que se ha incrementado la poca tolerancia de las personas, en su gran mayoría debido a varios factores que pueden llegar a generar incertidumbre, como lo son las elecciones o también el reciente temporal de lluvias en la ciudad, que ha incrementado en gran medida la angustia de muchos ciudadanos cada que ven el cielo cargado de nubes. Los reclamos son constantes y esto me ha dejado pensando que en la vida muchas de las cosas que enfrentamos o vivimos no resultan ser más que el resultado de acciones previas y decisiones tomadas; se habla de todo lo que está mal, se reclama lo que otros hacen o no, damos opiniones acerca de cómo se solucionarían las cosas, etc. Sin embargo en muy pocas ocasiones me toca escuchar el qué se está haciendo para mejorar, y con ello no es que se pretenda justificar lo que otros hacen o dejan de hacer, creo que todos desde el punto de vista en donde nos encontremos y bajo las responsabilidades que tengamos, podemos hacer grandes cosas. Los valores son algo que conocemos, que se gestan desde el núcleo familiar, y es desde aquí que podemos mejorar como sociedad. En ocasiones la paciencia no es una cualidad, y se pierde el ánimo al ver el esfuerzo realizado y el resultado final, sin embargo se trata de perseverar, poco y constante es como se logran hacer grandes cambios. Somos ejemplo para todo aquel que nos ve, hagamos lo que nos corresponde no por la obligación del “tengo que” sino con la convicción de que cada uno de nosotros somos un elemento importante mediante el cual se pueden alcanzar proyectos más grandes como sociedad.
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