El ritmo de la ciudad es cada vez más veloz, o tal vez, la rutina que las personas planteamos hacen que nuestros movimientos sean cada vez más acelerados, manteniendo nuestras mentes ocupadas y en muchas ocasiones distraídas, y es cuando decido tomar un momento dentro de las mil ocupaciones antes de ingresar al tren para regresar a mi domicilio, que escucho a mi cuerpo pedir una de las necesidades básicas de todos los seres humanos, “HAMBRE”, y es que no es complicado el poder cubrirla, pero estando sobre López Cotilla, a la altura de Federalismo es cuando uno puede elegir diversas opciones con que saciarla. Apenas volteo y doy unos pasos hasta llegar al pequeño establecimiento con unas cuantas mesas y sillas, una sensación de alegría me invade al saber que aún queda lo que estoy buscando, y es que no es el hecho de que sean unos tacos de barbacoa o que los encuentres casi a cada esquina en la zona centro, son varios factores, costo, sabor, pero sobre todo el servicio, la amabilidad del grupo de hermanas que atienden el lugar en ocasiones acompañadas de su madre, el conjunto de variables se vuelve sumamente favorecedor a la experiencia y durante ese momento, como dirían muchos focalizas tus sentidos a vivir la experiencia, solo así es como algo tan simple cobra un significado especial, la ciudad definitivamente ofrece experiencias a cada momento, sin embargo gran parte del tiempo solo caminamos distraídos y ajenos a ellas.
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